124 muertos y más de 200 heridos en un año
Se refirió el jurista colegiado al peligroso control que la delincuencia organizada ejerce sobre los centros penitenciarios del país, donde la impunidad y la corrupción convierten los sacrificios del Estado en su guerra al crimen, en amarga frustración.
La sangre de 124 reos violentamente asesinados y más de 200 heridos en las cárceles del país, con fugas masivas como la de 59 prisioneros de una cárcel de Nuevo Laredo, entre enero del año pasado y el actual, demuestran que las cárceles de México son verdaderos paraísos de descanso.
Se observa –dijo Sergio Delfino Vargas— que el desastre y atención de las cárceles no ha sido prioritario en la lucha contra la delincuencia, el tema ha sido por siempre un hoyo negro en el interés gubernamental en sus tres niveles, en todo el país.
Se invierte en armas, logística, inteligencia y otras estrategias para atacar a la delincuencia; se realizan importantes decomisos de estupefacientes y contrabando, así como de propiedades y bienes de la delincuencia. Mejor aún, se detiene a gran cantidad de personas ligadas a los actos ilícitos, con los que se pretende cerrar el núcleo de la criminalidad…
Pero no es así pues los detenidos, o reos, van a dar a estos limbos de autoridad que son los reclusorios del país, donde si bien pierden su movilidad o libertad física hacia el exterior de la sociedad, mantienen su poderío criminal, ejerciendo controles sangrientos, a la espera del momento de fugarse, como ocurrió el 15 de julio pasado, con 59 evadidos de una cárcel de Nuevo Laredo.
Que no se haya puesto fin a este ciclo criminal representa la renuncia del legislador y la autoridad, a hacer valer la justicia en el país, dejando a la criminalidad como ama y señora de los reclusorios.
Así lo vimos en los últimos 12 meses, desde el 11 de enero de 2010 en que 11 reos resultaron muertos en una riña en el penal de Gómez Palacio, Durango, y hasta este 4 de enero en que 31 más fueron masacrados en el penal de Altamira, Tamaulipas.
El sangriento enlistado se completa con los siguientes casos: 6 de mayo, 13 muertos en Cancún; 8 de mayo, cuatro en Chihuahua; 11 de mayo, uno en Cancún; 19 de mayo, nueve, en el Cereso No. 1 de Durango; 20 de mayo, 14, en Apocada, Nuevo León; 15 de julio, siete en el Centro de Ejecución de Sanciones Número 2 de Nuevo Laredo; 25 de julio, 17 en la cárcel municipal de Ciudad Juárez; 13 de octubre, siete en el penal de Cadereyta, Nuevo León; y 15 de octubre, 20 en el penal de Matamoros, Tlaxcala.
Sería iluso pensar que es caso aislado el de Altamira, Tamaulipas, y que no pueda repetirse en otros estados de la República, siendo que esto, con la atención y el presupuesto adecuado puede evitarse si se atiende de manera integral el problema del moribundo sistema penitenciario, concluyó Sergio Delfino Vargas, dirigente de abogados colegiados de Aguascalientes.
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