· Las campañas presidenciales
· De las armas a la inteligencia
· Del 20 enero al 15 septiembre
Javier Rodríguez Lozano
Lo que acaba de ocurrir este fin de semana en México es histórico, similar a un sismo de grandes proporciones, del cual invariablemente nos tomamos tiempo para recuperarnos, aunque muchos nos tardemos más y otros nunca aterricemos, incluso especializados medios de comunicación.
Un golpe político magistral, ajedrecístico por su pulcritud y que sorprende a todos, es la recomposición del escenario de La Sucesión Presidencial 2012, al producirse la ruptura de la coalición entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Nueva Alianza, mal necesario que para muchos parecía imposible conjurar.
A sangre y fuego fue conquistada la Gran Tenochtitlan en 1521, a sangre y fuego se independizó México en 1821, a sangre y fuego se impusieron las Leyes de Reforma en 1857, a sangre y fuego se libró la Revolución de 1910; pero en 2000 y 2006 una “revolución fantasma” sorprendió a todos: Derivado de “la caída del sistema en 1988”, ganó el Partido Acción Nacional la Presidencia de la República. Y en 2012, las encuestas y muchos creemos que volverá el PRI a Los Pinos, gracias a un cambio de conciencia; o “fuerte golpe de timón” a que no estábamos acostumbrados porque, decían algunos, “tenemos hambre de verdaderos liderazgos”.
En este entorno, Enrique Peña Nieto, quien será el 26º Presidente emanado de la Revolución, es el único de los 15 candidatos presidenciales del sistema político mexicano que toma decisiones históricas antes de llegar a la Presidencia de la República.
Porque una cosa son las decisiones y otra, las estrategias. ¿Y cuál es esa “decisión histórica? Cortar de un solo tajo, como lo hiciera este fin de semana, lo que más le duele al país: la hegemonía sindical magisterial que convertida en partido político con las cuotas de profesoras y maestros, secuestrara al sistema educativo mexicano desde el 25 de abril de 1989.
No se podrá negar que por lo menos en política, eso es un sobresaliente cambio de conciencia, como muchos esperamos que ocurra en este 2012, tanto por La Sucesión Presidencial, cuanto por las profecías mayas que hablan del fin de un ciclo de 5,125 años el próximo 22 de diciembre.
Ya lo dirán las encuestas de Mitofsky que registraron incipiente descenso por lo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
¿Pero, parece que no se ve claro, verdad…? Lo pondremos en blanco y negro… Con manzanitas…
Porque no se puede llamar “decisión histórica” aquella del 20 de octubre de 1926 cuando se aprobó la reforma al artículo 82 Constitucional presentada por el diputado Gonzalo N. Santos, que anunciaba el retorno de Obregón a la Presidencia y que oportunamente el senador aguascalentense Manuel Carpio calificara como “puente a la cargada”, pues el propio Plutarco Elías Calles, que presintió una nueva dictadura, se encargaría de impedirlo, a través de Luis N. Morones-José de León Toral, con el asesinato del candidato.
De los 25 presidentes de la Revolución sólo 15 hicieron campañas presidenciales, no así el resto por las coyunturas que vivieron, como los interinatos de Pablo Lascuráin Paredes en 1913, Francisco S. Carvajal 1914, Roque González Garza-Francisco Lagos Cházaro 1915, Adolfo de la Huerta 1920 y Emilio Portes Gil 1930, entre otros; así como el golpe de Estado de Victoriano Huerta en 1914.
LAS CAMPAÑAS PRESIDENCIALES
Hablemos de campañas presidenciales, antes de abordar el tema central. La de Francisco I. Madero fue la primera, ganada abrumadoramente en 1909 y que con el fraude de Porfirio Díaz detonara la Revolución un año más tarde.
Después del asesinato de Venustiano Carranza en 1920, la campaña de Álvaro Obregón, a unos meses de proclamado el Plan de Agua Prieta en abril de ese año, fue de mero trámite.
Le siguió la de Plutarco Elías Calles en 24, cuya mayor genialidad de candidato presidencial no fue precisamente una “decisión histórica”, sino una estrategia que los demás candidatos presidenciales heredarían, liberales y conservadores: hacer campaña en el extranjero, adonde precisamente se dirige en estos días Enrique Peña Nieto.
Antes de relevar a Obregón en la Presidencia, Calles viajó a Europa, se entrevistó con el presidente alemán Friedrich Ebert. En Francia se reunió con el primer ministro Edouard Herriot y lamentó hacer lo mismo con el inglés Ramsay Mac Donald. Sin embargó, ya Presidente, enviaría 200 mil dólares a mineros del carbón británicos en huelga. Visitó también al presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge.
En 1929 Pascual Ortiz Rubio se enfrentó a José Vasconcelos, a quien seguía una gran masa de mexicanos pensantes, como Andrés Henestrosa, Antonieta Rivas Mercado y el propio joven Adolfo López Mateos, quien en una persecución represora recibiría un golpe en la cabeza que 40 años después lo llevaría a la tumba; una campaña sangrienta.
Abelardo L. Rodríguez, a la renuncia de Ortiz Rubio en 32, surgió de una terna conformada por Juan José Ríos, Joaquín Amaro Domínguez y Alberto J. Pani.
La de Lázaro Cárdenas del Río en 34 se distinguió por otra gran decisión, aunque no precisamente histórica: La de ampliar de cuatro a seis años la duración del periodo presidencial, el Plan Sexenal sin embargo, fue elaborado en el Partido Nacional Revolucionario presidido por Plutarco Elías Calles.
Invariablemente los candidatos presidenciales han tenido que sujetarse al guion escrito por su partido, más que aventurarse a liderar iniciativas propias, como la que pretendiera en 1994 Luis Donaldo Colosio, quien veía un país en llamas, como Juan Rulfo o unas Tierras flacas, como las de su paisano Agustín Yáñez.
Pero en 1940 no fue el PNR sino el presidente Cárdenas quien pavimentó el camino al apoyar a un candidato presidencial conservador, Manuel Ávila Camacho, para enderezar los entuertos de su administración liberal, lo que consiguió para que la Revolución siguiera galopando; estrategia genial.
En su campaña del 46 Miguel Alemán Valdez postuló varios compromisos de los cuales el más certero fue el de la industrialización del país. Pero fueron pospuestos otros como el de la democracia “sin coacciones, sin engaños ni violencias; respetando el veredicto del pueblo aunque éste nos sea adverso”.
Ningún presidente ha controlado, al menos en la intimidad, la tentación de mantenerse en el poder. Así lo sintieron Calles y Alemán, éste último pensó que con Adolfo Ruiz Cortines se mantendría mandando tras bambalinas, pero se equivocó.
Don Adolfo fue el primer candidato presidencial en darle su lugar a la mujer en el 52: En 21 de los 34 discursos de su campaña pidió por ella, lo que fue suficiente para derrotar en las urnas a verdaderas vacas sagradas: Efraín González Luna del PAN, Vicente Lombardo Toledano del PPS y Miguel Henríquez Guzmán del Partido Constitucionalista Mexicano.
Y claro que aquella iniciativa de don Adolfo el Viejo prácticamente hizo la campaña de Adolfo el Joven en 58, quien arrasó en su campaña con el voto femenino, aunque llevó en su contra el estigma del fraude electoral contra el panista Luis H. Álvarez.
Fresco en el ánimo popular estaban las represiones lopezmateístas contra ferrocarrileros y médicos y enfermeras, por lo que en su campaña del 64 Gustavo Díaz Ordaz tuvo que echar mano del humor, con chistes como éste: “¿Creen ustedes que si tuviera otra andaría con esta cara?” Y anécdotas como aquella cuando en medio de un norte, al recibir a don Gustavo en Veracruz, el gobernador Fernando López Arias, exclamaría: “¡Qué días, señor Presidente!”. “Sí, y también López Arias, señor gobernador”, respondería el poblano. El mandatario veracruzano tampoco era carita.
La campaña más acelerada fue la de Luis Echeverría Álvarez, “trabajaba” horas extras, en navidad y año nuevo; populismo incansable.
Muchos preguntan: ¿y qué pasaría si no voto? Muy sencillo, le dejamos a otros nuestras decisiones y eso no es bueno para nadie, como lo fue para José López Portillo el que en su campaña no tuviera adversario, luego de la crisis panista protagonizada entre Efraín González Morfín y José Ángel Conchello, que derivó en no postular candidato presidencial. (Cualquier semejanza con 2012 es mera coincidencia… Aunque el resultado será el mismo).
La de Miguel de la Madrid Hurtado fue, como dijera el periódico El País en su momento, “la campaña más dura y más costosa que se recuerda en México”. Pronunció casi mil 300 discursos (contra los 34 de Ruíz Cortines en 1952).
La de Carlos Salinas de Gortari en 88 tuvo la característica de que siempre estuvo por detrás de las de sus adversarios Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier, sin embargo ganaría gracias a la caída del sistema.
Ernesto Zedillo Ponce de León no quería ser presidente antes que su casi hermano Luis Donaldo Colosio, pero Lomas Taurinas lo puso en esa condición y no precisamente por haber –como López Mateos con Ruiz Cortines— coordinado su campaña, sino porque era parte del plan de lo que todavía llaman, “la nomenclatura”.
DE LAS ARMAS A LA INTELIGENCIA
Como vimos en este recorrido “a vuelo de pájaro” las decisiones de los 15 candidatos presidenciales de la Revolución, y los dos advenedizos LEA y JLP, no se comparan con la que este fin de semana tomara Enrique Peña Nieto, al anular la coalición del PRI con el Panal. El efecto de esta decisión, lo adelantamos, le cambiará el rostro a México en los próximos años.
¿Y cuál es esa “decisión histórica? En La Sucesión Presidencial de 2012, el Partido Revolucionario Institucional no irá en coalición con el Partido Nueva Alianza, con lo que se inicia el fin del liderazgo magisterial de Elba Esther Gordillo, concedido por un presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, el 25 de abril de 1989.
Los viejos sabemos que “un clavo saca a otro clavo” y que un gran problema requiere de una gran solución, porque “ningún buen marinero se hizo jamás en una mar en calma”.
En este caso, la ruptura del PRI con el Panal, auspiciada por los periódicos de derecha desde su campaña contra el maestro Humberto Moreira, impuesto en la dirigencia de ese partido por Elba Esther Gordillo, es la punta del hilo que terminará por desmadejar el liderazgo de la chiapaneca en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Carlos Salinas de Gortari la puso ahí en 1989, en sustitución de Carlos Jonguitud Barrios que como el petrolero Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, habían coqueteado con Cuauhtémoc Cárdenas, y cuyo sucesor Carlos Romero Deschamps está también en la cuerda floja. Enrique Peña Nieto la quitará de ahí en 2013.
Ya lo adelantó este viernes en Guadalajara, ante industriales (porque “para que la cuña apriete…) donde, como escribiera Rosa Elvira Vargas de La Jornada, andaba eufórico en extremo, y como describe El Universal, Peña Nieto dijo que su partido “tiene la confianza, la fortaleza y fuerza en sus estructuras para no ser afectado (por esa ruptura”.
No obstante, en otras ópticas, el editorial dominical de La Jornada admite no saber qué haya en realidad en el fondo de la ruptura del PRI con el Panal; sus reporteros reportan declaraciones, como las de Porfirio Muñoz Ledo y Armando Ríos Piter, que señalan que fue Elba la que “cortó” con Peña Nieto “porque éste va en picada”.
DEL 20 ENERO AL 15 SEPTIEMBRE
Lo cierto es que al final de negociaciones telefónicas personales del viernes entre Peña Nieto y Elba Esther, que defendía las candidaturas al Senado de su hija Mónica Arriola y su yerno Fernando González, dijo “furibunda” –en opinión de La Jornada— “Entonces que se vaya todo a la chingada”. Andrés Manuel López Obrador califica todo de “simulación”.
Otras informaciones de los periódicos platican este fin de semana que Pedro Joaquín Coldwell, fue “secuestrado por la nomenclatura” dicen en el equipo de la maestra y se interrogan: “¿A quién le sirve el presidente del partido?”. “Por lo pronto, dice el equipo de Gordillo, ella mantendrá su amistad con el mexiquense”. (Bajo Reserva, El Universal).
Al igual que Gustavo Díaz Ordaz en su campaña, a Peña Nieto le ha tocado “bailar con la más fea”, al verse obligado a explicar temas íntimos, personales, pero que mediáticamente debían ser desahogados para limpiar el camino. La próxima vez, el mexiquense remitirá a quien le pregunte a leer las entrevistas con Mario Vázquez Raña y Katia de Artigues.
En una entrevista con esta última, publicada en El Universal, se obordó diversos temas, como el de “La leyenda”, que dice que Peña Nieto es títere de Carlos Salinas de Gortari… Sobre la denuncia de Maude Versini, acerca de Arturo Montiel (quien no es su tío) y que Peña Nieto espera que eso se resuelva en el ámbito personal…
Aceptó (Peña Nieto) abordar temas íntimos, contrario a como había pedido en su entrevista con Mario Vázquez Raña, al reconocer la existencia de un hijo fuera de matrimonio: Habló de su primera esposa, Mónica Pretelini, “quizá en el sexto o séptimo año de matrimonio hubo momentos difíciles, de crisis”.
En esos momentos se produjo aquella relación extramarital. Pero hubo otra relación similar que derivó en otro hijo, prematuramente fallecido: “No me resulta fácil hablar de este tema, y además te diría que no serán muchas las veces que quiera hablar sobre el tema… Quiero que se respete ese espacio”, diría a la comunicadora…
No es difícil, decimos nosotros en este espacio, que Carlos Fuentes tenga la razón en lo que le dijo a Carmen Aristegui, que no quería ni pensar que Peña Nieto fuera Presidente, porque ve los problemas de México muy grandes y los candidatos muy pequeños. Sin embargo, el autor de Las buenas conciencias fue simpatizante y asesor de Luis Echeverría y estamos hablando de uno de los sexenios más pobres del sistema político mexicano.
Pero el candidato del PRI responde:
“Soy muy respetuoso de las opiniones que el señor Fuentes y otros puedan tener… No soy monedita de oro”. Sobre Carlos Salinas de Gortari: “Con él y con otros ex presidentes tengo una relación cordial y muy respetuosa”… “Qué digan misa”, dijo a quienes piensan que es candidato de Televisa,. Y concluyó: “Hay una buena frase, no sé si idéntica, hay que revisarla. Decía Oscar Wilde que no hay nada más grave o peor o crítico, que hablen mal de uno, pero es todavía peor que no hablen… De lo que han dicho (de él) algo de cierto habrá, algo de mentira y algo de ficción”.
Y volviendo a Fuentes, ¿qué dirá ahora, cuando uno de los grandes problemas de México, como lo es el educativo, empiece a solucionarse y sin todavía renovarse Los Pinos?
Es como si empezaran a romperse unas cadenas tan pesadas como las del 15 de septiembre de 1810. Enrique Peña Nieto acaba de hacer lo que no quisieron hacer Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Más allá de La Sucesión Presidencial, México sale ganando.
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