· A tropezar con la misma piedra
· Carnaval de brincos en el vidrio
· Documentarse, leer, informarse
Javier Rodríguez Lozano
CADA SEIS AÑOS DESDE 1940 OCURRE LO MISMO en el mes de julio, los mexicanos no aprendemos; insistimos en jugar juegos ya jugados desde los tiempos de los presidentes estadunidenses Jackson 1837, Polk 1849, Buchanan 1857, Roosevelt 1909, Taft 1913, Wilson 1921, Coolidge 1924 (quien “palomeó” personalmente, face to face, al primero de los candidatos presidenciales mexicanos, Calles), Reagan 1989 (cuando la caída bartlettiana del sistema) y los Bush con Clinton enmedio. Letrados, medio educados y sencillos, todos le entramos alborotados al carnaval de brincos, en la pista de cristal de La Sucesión Presidencial, donde después de Fox cualquiera cree poder patinar sin resbalarse… Ah, si a José Vasconcelos, Juan Andrew Almazán, Miguel Henríquez Guzmán, Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel J. Clouthier y Andrés López Obrador les hubieran jugado limpio en las elecciones, hoy no tendría por qué acordarme del Cambalache de Santos Discépolo: “Es lo mismo el que labura / noche y día como un buey / que el que vive de los otros / que el que mata, que el que cura / o está fuera de la ley…” “¡México va a cambiar, mis amigos: contigo, sin ti y a pesar de ti!”, diría mi malogrado amigo Clouthier si viviera, aunque su voto sería diferente. Y yo creo en eso, estoy convencido. Y a propósito de jóvenes, me surge otro tango, el de Arquímedes Arci, Consejo de Oro: “A usted amigo que es tan joven le daré un consejo de oro / deje farras y milongas que jamás le ha de pesar…” Sería bueno no confundirse y documentarse (leer-informarse) para tomar las decisiones correctas, más o menos como lo están haciendo los banqueros españoles de Santander ante la crisis europea, al ampliar a 75 años la edad de sus ejecutivos para jubilarse, como los obispos mexicanos, a fin de garantizar la toma de decisiones correctas. Las elecciones ya merecen un voto informado. En esto tiene razón Fuentes, quien aconsejó a Echeverría, en lo demás no; como Krauze, que manipula datos del 68 y lo exculpa. No hay que olvidar, como Buda, que la victoria más importante de nuestras vidas es la que damos contra nosotros mismos, todo lo demás es una larga cadena de pérdidas.
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