La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, recibe este lunes a las 11 de la mañana en el Ministerio a los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente, y de las organizaciones empresariales para informarles de la reforma laboral aprobada el viernes por el Gobierno.
Javier Rodríguez Lozano
Dice Nexxus6, en un comentario al análisis de Joaquín Estefanía, El partido de los empresarios, en El País de este lunes, que con la reforma laboral de Mariano Rajoy: “Los españoles nos disolveremos como lágrimas en la lluvia…” Se refiere a las principales aristas de las modificaciones a las leyes laborales en España, difundidas el pasado sábado. Periodísticamente sabemos que los “sabadazos” mediáticos son reservados para aquello que más duele… Porque casi nadie se da cuenta. El analista ibérico analiza lo que él llama “El partido de los empresarios”, y plantea preguntas a las que él mismo responde: 1) ¿Qué tiene el decreto de reforma laboral… que asegure la creación de empleo digno y estable? Nada. 2) ¿Qué contiene para acabar con la dualidad del mercado de trabajo, principal objeto de los cambios? Convierte a prácticamente toda la población activa en trabajadores precarios. 3) ¿Qué medidas hay que sirvan para abaratar el despido? Multitud de ellas. 4) ¿Declararon el presidente de gobierno Mariano Rajoy y otros dirigentes del PP (el derechista Partido Popular) en la campaña electoral que no contemplaban abaratar el despido? Sí, de modo explícito, de manera reiterada, las hemerotecas lo muestran con nitidez. 5) ¿Engañaron, pues, al electorado? Sí, engañaron con alevosía y premeditación. 6) ¿Han violentado el mandato electoral? Desde luego. 7) ¿Se han conocido las líneas principales de la reforma laboral? De ningún modo, más bien las ocultaron. 8) ¿Las explicaron en toda su extensión cuando comparecieron ante los medios de comunicación en La Moncloa, tras el Consejo de Ministros que aprobó la reforma? No. El analista dice que del Boletín Oficial del Estado (BOE) difundido el pasado sábado sobre las reformas laborales, “se desprenden consecuencias de calado en relación con los salarios (pueden sufrir una rebaja general, una deflación de los mismos) de las que nadie ha dado cuenta. Y pregunta 9) ¿Es la aplicación de la mayoría absoluta equivalente al respeto de los procedimientos democráticos? Desde Tocqueville se sabe que no. Y luego de preguntar por Rajoy se cuestiona si tenía razón el ministro de Economía, Luis de Guindos, al cuchichear al oído del cónsul de Bruselas, el comisario de Economía, Oli Rehn, “que la reforma laboral iba a ser ‘extremadamente, extremadamente agresiva”. Sí, se responde. Cita Estefanía que la Fundación Primero de Mayo, de CC OO (Confederación Sindical de Comisiones Obreras) publicó un interesante documento en el que dice que desde el Estatuto de los Trabajadores de 1980, los gobiernos de Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy, se han producido 52 reformas, y concluye el analista que si el objetivo de la reforma laboral fue restablecer el poder de las empresas… Entonces, “¿Por qué hablan de amor (crear puestos de trabajo, reducir la temporalidad) si quieren decir sexo (abaratar el despido, facilitar la reducción de salarios…)? ¿Es equilibrada la reforma laboral, como han declarado los miembros del Ejecutivo? No. Es muy desequilibrada”. Parece que oigo a mi jefe de Información en La Prensa, el finado Jorge Ramos en los 80s, decirme si le planteara este rollo europeo: “¿Y qué tiene que ver todo eso con nosotros aquí, en México?” Mucho, jefe; mucho. Verá Usted, lo único que tenemos que hacer –alguien de apellido Machado me dijo a través de un libro que escribió, que el secreto de la memoria y la inteligencia era ligar, relacionar, una cosa con la otra. Y es lo que trato de hacer en esta ocasión. Si es muy extraño que en una campaña presidencial un candidato arrase sin hacer una sola promesa, como Mariano Rajoy, debe preocuparnos que entreguemos un voto ciego, como lo hicieron los españoles en dos ocasiones, el 15 de mayo y 20 de noviembre pasado, al sufragar por políticas públicas que nunca les explicaron y que ahorita, apenas dos meses después de la toma de posesión de la nueva administración, los tienen ya contra la pared. No lo digo yo, lo dice el análisis de Estefanía, que se resume en las siguientes cuestiones: 1) Nada asegura el empleo, 2) Todos serán trabajadores precarios, 3) Habrá alud de despidos por baratos, 4) La campaña del PP dijo lo contrario, 5) Hubo engaño con premeditación y alevosía, 6) Violentaron el mandato electoral, 7 y 8) Ocultaron sus intenciones, y 9) Los conservadores fueron antidemocráticos. La crisis europea está llevando a los partidos políticos a engañar a sus electores. El problema es que esa lógica se extienda a México, donde lo que queremos los mexicanos es respeto al voto y cumplimiento a los ofrecimientos de campaña, como aquellos 508 de Enrique Peña Nieto en el estado de México en 2006… Porque, ¿qué pasaría en México si votamos por un partido que no cumple lo que ofrece, como en el pasado?
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