· Gabriel del Yermo, Primo Verdad
· Los asesinatos de Zapata y Villa
· La humilde práctica de la verdad
Javier Rodríguez Lozano
¿Por qué leer e informarse? Muy sencillo, para tener un voto informado y construir un país más próspero. Me explico: Los procesos electorales de los últimos tiempos en México y el mundo, han estado matizados más por intereses de grupos que de intereses nacionales. El ala ideológica (derecha, centro, izquierda) y los colores partidistas, prácticamente ya no quieren decir nada. Por ejemplo, en el triunfo en 2004 del socialismo obrero español en el PSOE de Zapatero, que sucedía en la presidencia española al derechista del PP José María Aznar (con quien había estado vinculado en los 80s). En 2011 los conservadores con Mariano Rajoy casi desaparecen del mapa político a los izquierdistas y logran volver a La Moncloa, enmedio de una crisis descomunal que en 2013 hará regresar a los socialistas, cuando el actual presidente del empleo español haya fracasado en crear las cinco millones de plazas que necesita España para volver a la vida y se reconozca el papel socialista en la desarticulación final del ETA, el otro dolor de cabeza ibérico. En México nunca, desde el ocaso del virreinato hasta nuestros días, los grupos políticos de cualquier signo han sabido negociar acuerdos que favorezcan a los grandes y sagrados intereses nacionales. Paradoja es que antes de 1810 fueron los conservadores, con el comerciante veracruzano Gabriel del Yermo, los primeros en financiar a los insurgentes, aun antes de que Francisco Primo de Verdad y Ramos (1908) demandara en el cabildo de la Ciudad de México la soberanía para el pueblo, como se cocinaba en las Cortes de Cádiz. A las constituciones políticas de 1824, 1857 y 1917 se arribó tras grandes derramamientos de sangre. Otro ejemplo de la distorsión de la ideología política lo dio Maximiliano en 1863 cuando ignoró a los conservadores que lo trajeron de Austria y gobernó con los liberales que lo ejecutarían cuatro años después. En la Revolución se dieron más de esos contrastes. Quizás la muerte de Zapata explique mejor lo que este artículo periodístico quiere decir: Aquel 10 de abril de 1919, cuando el Caudillo del Sur se acercaba a la hacienda de Chinameca, en Morelos, a invitación de “El Compadre Mendoza”, entre los soldados zapatistas que le rendían honores se infiltraron los hombres del carrancista Guajardo, que al toque del clarín de ordenanza le acribillaron a balazos. Y la muerte de Villa, el 20 de julio de 1923 en Parral, a manos de Álvaro Obregón, quien temía que se uniera a la rebelión delahuertista en contra de la imposición de Calles. Cinco años más tarde, el 15 de julio de 1928, El Manco de Celaya pagaría esa factura a cargo del --oh, otra paradoja— el propio Calles, a través de Luis N. Morones-José de León Toral. Y ya fundado el sistema político mexicano precisamente por Plutarco Elías Calles en 1929, se han repetido los desencuentros. El último y más doloroso tal vez, el de aquel 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, cuando el candidato presidencial se negara a abandonar la contienda, presionado por un compromiso contraído entre la clase política, el aparato productivo y “las fuerzas vivas” seis años atrás. ¿Qué hay detrás de cada partido político y cada candidato presidencial y adónde debe ir México en este tercer milenio? Eso podríamos descubrirlo muy fácilmente, solamente a través de documentarnos, leer, informarnos. Descubriríamos muchas sorpresas y no necesariamente confirmaríamos lo que algunas voces, ciertamente autorizadas pero no en la humilde práctica de decir la verdad, nos quieren decir… con mentiras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario